martes, 15 de junio de 2010

El Gaucho Unitario


El gaucho unitario aparece en la Revolución del Sud.
Castelli y los prohombres los reunían en la Loma de la Revolución. Allí los exhortaban y los animaban, mostrándoles de un lado el gobierno de Rosas como una tiranía, del otro lo que ellos llamaban libertad.
Aquellos paisanos llegaron a hallarse poseídos de un santo amor patrio, semejante al de sus antecesores, los gauchos primitivos.
La guerra civil con todos sus horrores y el pan amargo que habían comido en la emigración, inflaman en sus corazones, un fuego desconocido.
Llega el Quebracho Herrado y allí, donde escuadrones enteros desaparecen bajo la lanza y el cuchillo de la mazorca federal, es donde el gaucho unitario cae peleando como un héroe.
Finalmente viene Caseros. Con él se acaba el gobierno de Rosas, “la dictadura” para los unitarios, y entonces el gaucho unitario vuelve al hogar y olvidando sus padecimientos, miserias y rencores, se confunde con el federal en un estrecho abrazo para legarnos entre ambos el gaucho de nuestros días.
Sus caracteres eran los mismos que el anterior, menos el uso de la divisa y la barba, que la usa: bigote solo, bigote y pera o cerrada toda.
Él era perseguido, sin hogar fijo por temor de que le tocaran el violín, vagaba errante por la sabana pampeana, comiendo donde podía, durmiendo donde le tomaba la noche.
En algunas ocasiones, acosado por el hambre favorecido por las tinieblas, llegaba hasta los rodeos, desprendía su lazo, lo lanzaba, tomaba un animal, lo degollaba y luego huía llevando su botín.
Es con él que empieza la historia del cuatrero.
Otras, ardiendo en deseos de venganza, afilaba su facón , llenaba de cintas celestes su caballo y su chapeao y penetraba hasta la plaza de los pueblos. Allí desmontaba, y atento el oído, la rienda en las manos, se ponía a cinchar con toda la ca-chaza de que puede ser susceptible el gaucho.
Verlo la partida y salir en su persecución, era obra de segundos. Cuando ya la tenía a un paso, de un salto se encontraba sobre su parejero, se golpeaba la boca y haciendo sonar las caronas emprendía la carrera guardando una cierta distancia.
Ganaba el campo por que a él le debe su fama. Allí echaba pie a tierra, mataba uno o dos de sus contrarios, derrotaba al resto y se iba muy fresco a tomar con sus amigos. A él debe su origen el gaucho peleador

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